Estimado Felipe:
Déjame empezar disculpándome por apersonarme tan pronto y comenzar el tuteo desde el principio. Pero ya vez que me parece que nos hemos tardado en presentarnos pero casi siento que te conozco. Te veo (más bien te veía) tanto en la tele los primeros dos años de tu gobierno y escuchaba mucho acerca del famoso soldadito de chocolate.
Soy un mexicano estudiando en el extranjero. Soy parte del llamado "brain drain" o brein drein como dirían mis paisanos recién llegados a Laredo o Los Ángeles. Pero la verdad es que no sabrían de que se trata el asunto lamentablemente. Simplemente, no hace dos meses, yo estaba tramitando mi pasaporte en un consulado en el Noreste. Era temprano y había hombres, mujeres y niños todos formaditos según nos decía la secretaria. Un joven tratando de tramitar su pasaporte casi se saca los pelos cuando la amable señorita de la ventanilla le pregunto dónde estaban sus padres. "Porque?" pregunto el joven. "Porque se necesita el permiso de los padres cuando se trata de un menor buscando pasaporte" dijo ella. "Pero yo tengo 18 años!"
"No, usted los cumple el 4 de enero. Si gusta vuelva entonces".
No sabía leer.
Pero esta carta abierta no se trata de eso, así que antes de que continúe divagando permítame.
En estados unidos se burlan muchos de los soldados de carrera en el ejercito. Son aquellos que no saben de donde son, que se piensa que fueron producidos por el gobierno para el servicio del gobierno. Hombres y mujeres dedicados a pelear por el ideal que se les ordene. Jarheads. Hombres de guerra. De pocos o muchos estudios, son aquellos que ansían que se acabe su periodo de servicio para poder enrolarse en el que sigue. Pelo corto, camisas siempre verdes de algodón y pantalones camuflajeados.
Eso es lo que nos falta en este país. Una tribu de gente así. Una tribu guerrera que crea solo en la voz de uno o dos generales de baja o alta inteligencia que piensen solo en beneficio de la madre patria. Creo que hace tiempo los padres de la revolución lo hubieran descrito como patriotismo. Pero seamos honestos Felipe (te puedo decir Feli?) el patriotismo se murió cuando los presidentes de la "ivy" league se la robaron y un ranchero se lo cambio al pueblo por un sentido del humor desabrido y una mujer come-hombres.
Te propongo lo siguiente. Escoge una ciudad pequeña, de entre 50 y 100 mil habitantes. Llamémosle población y bauticémosle MEXICANIDAD. Pero así, todo en mayúsculas. Para que la crean. Todos los habitantes de más de 16 años serán acomodados en otra ciudad. O se les construirá una ciudad gemela que funcione como ciudad hermana, separada de los jóvenes pero unidos por un puente atirantado que cueste 20 veces más de lo que en realidad valga. Entonces, con los jóvenes aislados del mundo, que entren las lavanderas. No precisamente de ropa pero si de mente. Gente altamente preparada y educada en historia de México, economía, guerra, y sicología. Todo con el objetivo de obtener un buen número de jóvenes que griten un grito de guerra (como en nuestro himno que cantamos el 16) cuando se diga México. Que no sea un grito que salga de la boca entre aliento alcohólico. Que sea un grito poderoso y serio que diga: Hago lo que le haga bien a México. Y ese bien es lo que me diga Felipe (o yo porque no) a través de los generales.
Y luego los soltamos en Michoacán.
Sinceramente,
H.C. DHD
No comments:
Post a Comment