En tiempos de antaño y más que nada en Europa la mayoría de la gente vivía en humildes chozas de algo parecido al adobe y techos de paja y Madera. Los nobles ricos así como los no tan nobles pero igualmente venditos por el poder divino del dinero construían castillos, pequeños y grandes a la semejanza de los reyes.
Pequeñas construcciones palaciales con torretas, torres y murallas que los defendieran del mundo exterior. Bloques de piedra y gigantescos troncos de Madera viajaban cientos de kilómetros con el poder loco motivo de bueyes y mulas para construirle un techo digno a la gente con el poder adquisitivo necesario. Está claro que esto solo sucedía en tiempos buenos cuando las cosechas no fallaban y no había impuestos adicionales del reino y no había ni guerra ni iglesia que destruyera los planes de los simples mortales.
Y hoy en día miles de turistas viajan a los bosques de Europa donde se esconden estas estructuras que a la vez inspiran melancolía y respeto.
Lo bueno es que México está en proceso de convertirse en la nueva Europa – estamos atrapados en la edad media Europea donde la iglesia es gobierno aunque el Cardenal y Fecal digan lo contrario. Ah! Y la ley también dice lo mismo.
Lo que sucede es que por todo México surgen mansiones por no decir palacios en zonas exclusivas que si no son boscosas son costosas. Del día a la mañana aparecen docenas de albañiles listos para trabajar y hay material como si estuviéramos en remate de aseguradoras. Los permisos para construcción fluyen del gobierno y nadie le pregunta al prestanombres de donde viene el dinero porque el dinero contesta.
Pero son empresas majestuosas de colores chillantes mexicanos con pilastras donde no hay lugar para pilastras y cúpulas árabes que no van con el concepto pseudo vanguardista que los líderes de la más grande industria Mexicana buscan reflejar. Lo mejor de todo es el horror que les ha de dar a los diseñadores contratados a quienes se les indica que dejen este cuarto para el altar de la virgencita – porque ella nos protege – y que por favor le pinten el techo verde obscuro con estrellas DORADAS. De los balazos y las mordidas.
Bardas muy altas, como de 3 pisos para que nadie los vea (y el gobierno no se les meta) con la mayor protección que aprendieron en su pueblo – botellas rotas incrustados en el cemento a lo largo de todo el perímetro de la barda. Al fin que ni a los genios se les ocurriría usar guantes.
Ya acabadas llegan las picops (pick-ups) de rines altos, llantas anchas y las Navigator para que la señora se vaya de Chopin (shopping). Quien quita y la casa este abandonada dentro de un ano.
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